Estrellas reunidas en la palma de mi mano diestra, a la zurda, el destino.
Yo soy quien juega las cartas y aquél define el plan divino, me llaman "profeta", otros "la voz de dios" y no soy más que otros; soy el mensajero, el sentenciado a conocer la verdad de este lugar.
Condenado a estas visiones sobre un futuro incierto, del cielo las estrellas se desprenden y en agonía las civilizaciones fallecen; en mis ojos el mar se divide y cobra los territorios que la tierra le arrebató, veo caer las estrellas del cielo...Ante mis ojos, todo arde y se destruye.
Me denominan "profeta" y no soy más que un mortal...Un mortal cuyo mensaje por siempre resonará, soy la voz divina, el mensajero sentenciado a anunciar un mensaje para los sordos.
miércoles, 2 de junio de 2010
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